A el Pueblo de la Infancia
Escondido entre montes y niebla llegábamos al pueblo por un camino virgen, en cuya travesía las penas se ciñen y sin embargo, por generaciones, mi familia allí puebla. Mentiría si dijera que no añoro los fantasmas, brujas y demonios que en el pueblo acechaban los matrimonios, leyendas que perturbaban mi infancia y ahora adoro. Bellos y fecundos eran sus montes y aunque para el mundo no brilla su nombre, Dios y el diablo habitan sus horizontes. Cura para mi alma en la distancia son aquellos recuerdos de mis años primeros, cura para la nostalgia, mi bello monte y su fragancia.